En los últimos años, la tecnología espacial ha dado un salto gigantesco. Nuevas constelaciones de satélites, sistemas de observación de alta resolución y plataformas abiertas como Copernicus han revolucionado nuestra forma de ver el planeta. En el marco del proyecto Permapyrenees, estas herramientas se están utilizando para estudiar un fenómeno tan invisible como crucial para el futuro de las montañas: el permafrost.
La nueva generación de satélites de observación terrestre
Tradicionalmente, la observación del terreno desde el espacio se asociaba a imágenes ópticas –como las que ofrecen los satélites Sentinel-2– que permiten ver el paisaje en distintas longitudes de onda. Sin embargo, hoy en día se combinan diferentes tecnologías que proporcionan datos más precisos y en todo tipo de condiciones meteorológicas.
Una de las más potentes es la interferometría radar (InSAR), una técnica que utiliza imágenes de radar de apertura sintética (SAR) para detectar movimientos milimétricos del terreno. Gracias a misiones como Sentinel-1, esta tecnología está disponible de forma gratuita y sistemática para todo el planeta.
Además de Sentinel-1, nuevas constelaciones privadas y comerciales están ampliando las posibilidades: ICEYE, Capella Space o TerraSAR-X permiten una mayor frecuencia de revisita y una resolución más alta, lo que abre nuevas puertas para el seguimiento del permafrost, los glaciares rocosos y los riesgos asociados a su deshielo.
Copernicus: un sistema europeo abierto al mundo
Todos estos datos están disponibles a través del programa europeo Copernicus, una iniciativa que pone a disposición de investigadores, administraciones y ciudadanos una gran cantidad de información ambiental. Su componente de vigilancia terrestre es clave para proyectos como Permapyrenees, que se nutren de estas imágenes para estudiar la evolución del terreno de forma continuada y objetiva.
Además, Copernicus no sólo ofrece imágenes satelitales: también proporciona servicios derivados (como mapas de deformación del terreno o series temporales de temperatura del suelo) que pueden ser integrados directamente en los estudios de campo.

Permapyrenees: ciencia satelital en los Pirineos
En el marco de Permapyrenees, esta tecnología se aplica para identificar y monitorizar zonas de permafrost en el Pirineo, un ecosistema clave pero aún poco conocido. Gracias al uso de imágenes InSAR de Sentinel-1 y otras misiones de alta resolución, el equipo del proyecto ha podido detectar movimientos lentos en glaciares rocosos, zonas inestables y cambios asociados al aumento de la temperatura en estas zonas.

Estos datos satelitales se combinan con información recogida sobre el terreno, como sensores de temperatura, reflectores radar o campañas de georradar, para ofrecer una imagen más completa del estado del permafrost. El objetivo es claro: entender cómo está respondiendo este componente del paisaje a los efectos del cambio climático, y cómo podemos anticiparnos a sus consecuencias.

Mirando al futuro
La integración entre observación satelital y trabajo de campo será cada vez más importante. Con la llegada de nuevas misiones como ROSE-L, que ofrecerá datos SAR en banda L más adecuados para detectar deformaciones en terrenos vegetados, o el incremento de la cobertura comercial, el potencial de estos datos no hará más que crecer.En Permapyrenees seguimos apostando por una ciencia abierta, interdisciplinar y basada en datos de alta calidad, para que las montañas del futuro sigan siendo un espacio vivo, resiliente y bien comprendido.